desde 2007, por primera vez en la historia de la humanidad, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades., El proceso de urbanización es un fenómeno clave del desarrollo económico y conduce a una concentración significativa de los recursos humanos, las actividades económicas y el consumo de recursos en las ciudades. A pesar de cubrir solo alrededor del 2% de la superficie de la tierra, las ciudades son responsables de alrededor del 75% del consumo mundial de recursos. Esta tendencia se intensificará en los próximos decenios como consecuencia de las altas tasas de urbanización en África y, lo que es aún más importante, en Asia., Para estimar el impacto de la urbanización en la demanda de energía, tenemos que identificar los diferentes procesos y mecanismos de urbanización que afectan sustancialmente las estructuras urbanas, así como el comportamiento humano. Al examinar más de cerca la producción, la movilidad y el transporte relacionados con las ciudades, la infraestructura y la densidad urbana, así como los hogares privados, encontramos que diversos mecanismos de urbanización dentro de los diferentes sectores de la economía conducen a un aumento sustancial de la demanda de energía urbana y a un cambio en la mezcla de combustibles., La pertinencia de estos mecanismos difiere considerablemente entre los países desarrollados y los países en desarrollo, así como dentro del grupo de países en desarrollo. En los próximos decenios, las ciudades y, especialmente, las megaciudades emergentes de los países en desarrollo desempeñarán un papel fundamental en el desarrollo y la distribución de la demanda mundial de energía. Por lo tanto, la planificación de la energía urbana y la gestión de la urbanización serán fundamentales para crear las condiciones marco adecuadas para un futuro energético sostenible.
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